que tienen en común los gatos y los haikus ( o la poesía clásica japonesa, en general) ??
muchas de las personas que conozco desfallecen ante la presencia de algún felino amigable y lo mismo les ocurre ante un poema de Matsuo Basho o Issa Kobayashi
algo debe haber y no logro explicarlo más allá de la belleza y la sutileza,
alguien me puede ayudar en esta disyuntiva?
domingo, 21 de septiembre de 2008
martes, 9 de septiembre de 2008
domingo, 7 de septiembre de 2008
Estuve limpiando la computadora, borrando archivos inútiles, programas que ya no uso y de pronto encontré este poema de Sil que me gustó, lo copio acá con su autorización (según me dijo cuando le pregunté habla del tsunami de hace unos años y las imágenes y videos que parecían en internet sobre él), se los dejo:
byóbu-biombo* (silvia morán)
I
Un río antiguo baja como acuarela profunda
entre la tinta solo puedo ver las guerras solitarias
divago en este viento congelado.
A lo lejos un biombo que detiene la devastada muerte clara.
II
Llevo la mirada desgastada hacia el pueblo más cercano,
corro para no parecer una canción demasiado larga.
Débil, la sangre de los ojos se derrama como hilos mutantes: reflejos en el asfalto.
Siempre hay un narrador anunciando la muerte.
III
Un paraje desolador apenas vence la angustia venida desde lejos,
desde que las sonrisas ya estaban dibujadas con pintura de acuarela.
El viento canta los himnos silenciosos y alguien sentado sobre la vereda llora.
En el impensado sosiego del mar,
la luna también tiembla sobre los cadáveres.
* de byó, protección y bu, viento.
byóbu-biombo* (silvia morán)
I
Un río antiguo baja como acuarela profunda
entre la tinta solo puedo ver las guerras solitarias
divago en este viento congelado.
A lo lejos un biombo que detiene la devastada muerte clara.
II
Llevo la mirada desgastada hacia el pueblo más cercano,
corro para no parecer una canción demasiado larga.
Débil, la sangre de los ojos se derrama como hilos mutantes: reflejos en el asfalto.
Siempre hay un narrador anunciando la muerte.
III
Un paraje desolador apenas vence la angustia venida desde lejos,
desde que las sonrisas ya estaban dibujadas con pintura de acuarela.
El viento canta los himnos silenciosos y alguien sentado sobre la vereda llora.
En el impensado sosiego del mar,
la luna también tiembla sobre los cadáveres.
* de byó, protección y bu, viento.
domingo, 31 de agosto de 2008
miércoles, 13 de agosto de 2008
lunes, 11 de agosto de 2008
domingo, 6 de julio de 2008
de gatos
Desconfía de quien no ama a los gatos.
Charles Baudelaire
No se que sea exactamente ser un gato, no es lo mejor ni lo peor que he vivido,
pero tengo la piel ardiendo bajo los ojos de llorar y llorar y miro el tiempo que pasa lento, lento,
la casa es grande, muy grande de a ratos y todo lo que ocurre a diario
no alcanza a ocultar nada de lo que me ahoga.
Veo extinguirse muy de a poco un ardor insoportable que quema todo lo que encuentra a su paso y yo me quedo acá en mi almohadón, como para ver derruirse las caras, las muecas, el cabello.
La cara entera se contrae, se esconde, se muda de casa y aún así todo da vuelas y vueltas, no pasa nada, pasa todo y me siento a punto de quedar embalsamada.
Me clavo las garras en mis propias rodillas, siento el dolor, veo la sangre que brota y tampoco me calma ese rojo perfecto, lánguido y frío que se escurre hasta el suelo.
Quiero afilar las uñas en el sillón, sentir crecer su filo, dañino y flexible, pero estoy tan mal, tan expuesta a la felicidad y a su amenaza.
Y camino, así me olvido del hambre, hambre de atún, hambre de amor, hambre de agua fresca y sillón confortable.
Charles Baudelaire
No se que sea exactamente ser un gato, no es lo mejor ni lo peor que he vivido,
pero tengo la piel ardiendo bajo los ojos de llorar y llorar y miro el tiempo que pasa lento, lento,
la casa es grande, muy grande de a ratos y todo lo que ocurre a diario
no alcanza a ocultar nada de lo que me ahoga.
Veo extinguirse muy de a poco un ardor insoportable que quema todo lo que encuentra a su paso y yo me quedo acá en mi almohadón, como para ver derruirse las caras, las muecas, el cabello.
La cara entera se contrae, se esconde, se muda de casa y aún así todo da vuelas y vueltas, no pasa nada, pasa todo y me siento a punto de quedar embalsamada.
Me clavo las garras en mis propias rodillas, siento el dolor, veo la sangre que brota y tampoco me calma ese rojo perfecto, lánguido y frío que se escurre hasta el suelo.
Quiero afilar las uñas en el sillón, sentir crecer su filo, dañino y flexible, pero estoy tan mal, tan expuesta a la felicidad y a su amenaza.
Y camino, así me olvido del hambre, hambre de atún, hambre de amor, hambre de agua fresca y sillón confortable.
lunes, 14 de abril de 2008
domingo, 10 de febrero de 2008
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