Desconfía de quien no ama a los gatos.
Charles Baudelaire
No se que sea exactamente ser un gato, no es lo mejor ni lo peor que he vivido,
pero tengo la piel ardiendo bajo los ojos de llorar y llorar y miro el tiempo que pasa lento, lento,
la casa es grande, muy grande de a ratos y todo lo que ocurre a diario
no alcanza a ocultar nada de lo que me ahoga.
Veo extinguirse muy de a poco un ardor insoportable que quema todo lo que encuentra a su paso y yo me quedo acá en mi almohadón, como para ver derruirse las caras, las muecas, el cabello.
La cara entera se contrae, se esconde, se muda de casa y aún así todo da vuelas y vueltas, no pasa nada, pasa todo y me siento a punto de quedar embalsamada.
Me clavo las garras en mis propias rodillas, siento el dolor, veo la sangre que brota y tampoco me calma ese rojo perfecto, lánguido y frío que se escurre hasta el suelo.
Quiero afilar las uñas en el sillón, sentir crecer su filo, dañino y flexible, pero estoy tan mal, tan expuesta a la felicidad y a su amenaza.
Y camino, así me olvido del hambre, hambre de atún, hambre de amor, hambre de agua fresca y sillón confortable.
5 comentarios:
Esto es muy bueno, blablemos.
Cómo paradojea, ahí.
Piense lo que le dije.
que liiiindo!
órale, pat
te mando un besotote
i agree your idea ! very nice blog
I will pass on your article introduced to my other friends, because really good!
Publicar un comentario